Entrevista
a un Alcohólico
-¿A que edad comenzaste a beber?
-Que yo recuerde fue
alrededor de los catorce años, cuando mis amigos y yo empezábamos a escoger un
oficio para el futuro, empezando a trabajar de aprendices en un taller; por
aquel entonces se podía escoger.
Empezamos a ganar por
aquella época, un pequeño sueldo y ya nos podíamos permitirnos el lujo de tomar
un aperitivo los fines de semana, que podía ser vino blanco o vermouth con unos
caracolillos o rabas; esto comenzaba a ser una costumbre, un habito social
entre amigos; así comenzó la carrera hacia el alcoholismo.
-¿Cuándo llego a ser un problema?
-El problema ya estaba
latente, no se si por herencia genética, o la malformación que yo hice de ella.
Yo no creía que fuese un problema, todos mis amigos lo hacían y los oficiales
también, era normal y no estaba mal visto.
Cuando realmente fue
problema es cuando me levantaba por las mañanas con resaca, pero volvía a beber
y se me pasaba aunque tenia mal cuerpo durante todo el día por la tarde seguía
tomando algo y me iba encontrando mejor; empecé a creer en la dependencia y eso
si que era un problema; hay estaba, no era latente era una realidad.
-¿No pudo ayudarte nadie?
-No, mucha gente lo
intento pero no pudieron mas que darme consejos; entre ellos mi madre que me
aviso de lo que me pasaría - si seguía bebiendo-, en un futuro próximo pues de
eso, ella entendía pues lo había visto en casa y no nesitaba mas; en mi casa ni
en la calle, no había otra clase de ayuda ni recursos.
-¿Intentaste dejarlo?
-Si, pero me resulto imposible, lo deje varias
veces –en días contados cada vez- y volvía con mas ganas, refugiándome y escudándome
en disculpas –como no puedo, la semana que viene empiezo, tengo tiempo-,
después me autocomvencia de que el fracaso era normal; que yo podía aguantar
durante mucho tiempo ese ritmo sin pasarme nada y dejaba de intentarlo; que si
los demás bebían y no se convertían en alcohólicos, por que yo lo iba a ser yo,
esa era mi lógica aplicada, muy pero que muy interesada.
-¿Qué sucedió para que al final decidieras buscar ayuda?
-Me encontraba muy
mal, desmejorado, desmoralizados con depresiones; empezaba a costarme
levantarme para empezar los quehaceres diarios, las relaciones sociales eran
imposible, estaba descuidando a la familia; ya no era el operario superactivo
por lo que me contrataban las empresas, incluso años mas tarde descuide la mía
hasta cerrarla. Al final mi mujer y mi familia me convencieron de que no podía
seguir así, me había convertido en una persona irascible, intratable, imposible,
un misántropo: en fin nada recomendable para la sociedad.
Convencido accedí a
ingresar en un centro para probar, dure un mes y no conseguí nada mas que dejar
de beber ese mes y otro mas.
-¿Qué sucede cuando estas en terapia por primera vez?
-Te sientes
avergonzado, aislado como si solo tú serias el malo; después comprendes que los
demás están aquí por algo y eso aunque
no te exonera, te conforta, te sientes aliviado, uno mas de la manada.
Aguante en ese lugar
hasta que me asfixio, de tal manera que pedí el alta voluntaria; no había
superado la presión a la que había estado sometido durante mas de un mes largo;
nunca me integre y eso me excluyo del grupo y la terapia. Tampoco tenia muy
claro que esa terapia me ayudaría a dejar el consumo y nunca me aclararon por
que.
-¿Por qué?
No sabría que
responder, el trabajo, el alterne, las cenas en parejas, con los amigos, en
definitiva le hecho la culpa al empedrado de haberme caído, por que no se la
respuesta; pero recaí “y de que manera”.
¿Es muy fácil recaer?
-Facilísimo, todo es
empezar y va rodado, sin quererlo y el bicho te pide alimento; el alcohólico
que llevas dentro sale a la superficie y aunque no lo reconoces puede con tu
fuerza de voluntad, mal que te pese te tiene atrapado subyugado y prisionero.
-¿Lo peor a la hora de dejarlo?
-La impotencia de
pensar que es imposible; siempre luchando con las tentaciones, hábitos, lugares
y costumbres que te cuesta dejar, esos círculos de amistades en los que te
movías, en olvidarte de ellos, en vivir aislado, filtrando y mintiendo de todo
a todos.
-¿Y en que notas como te ha afectado?
-En los cambios de
humor; me disparo a la primera de cambio, no aguanto nada ni a nadie, todo me
sienta mal y me preocupa; no atiendo a mis obligaciones, hago daño a los que me
quieren con mis desplantes, exabruptos y mis salidas de tono, cuando no les
obsequio con mis silencios y aislamiento.
Me he creado, para no
tener problemas ni dar explicaciones, una manera de ser ficticia, que se basa en hacer y decir lo que
los demás quieren que haga o diga” lo políticamente correcto”, con la ley del
mínimo esfuerzo: la monotonía en grado sumo.
-¡Que duro!
-Si que es duro, sino
lo pasaría tan mal – ¡si seria muy fácil!-, si no sufriría, volvería a recaer
mil veces; por ello busco ayuda de todo lo que me aparte del consumo: en el
centro, en mi pareja, en mi familial en mis escasos amigos, en el trabajo y mis
obligaciones, en tener el tiempo ocupado para no pensar ni caer en mi adicción.
-¿Fue difícil reconocer que eras alcohólico?
-Al principio si, yo
me consideraba bebedor social; con el tiempo y los fallidos intentos de
dejarlo, me definió en lo que lo era –alcohólico- y convenciéndome a mi mismo,
me dije que podía vivir con ello como con otras enfermedades crónicas que
padezco, asimile que era una mas de ellas hasta que vi. que era esta la que
provocaba las crisis de las otras, eso si que fue traumático, si dejaba de
beber se agravaban.
-Imagino que la ayuda de amigos y familia es esencial.
-No, la verdad es que
aunque cueste reconocerlo no ayudan mucho, los amigos te evitan, los pierdes, te apartas de ellos porque no
puedes seguir su ritmo, no estas a su altura, no alternas como ellos.
La familia esta hay,
pero no vive en tu casa contigo, no esta cuando sales a la calle, vas al
trabajo; ya lo tienen asumido, pasan de ti y de tu problema que no es el suyo.
Se pueden contar con
los dedos de la mano los que verdaderamente se interesan por ti, por tu
problema y te ayudan; son pocos pero buenos, los demás no importan.
Que todos, familiares
y amigos se miren en mí como en un espejo, que les puede pasar a ellos lo mismo
que a mí, que de bebedores sociales pasen a ser alcohólicos sin remedio, aunque
no lo reconozcan o lo vean como imposible “a mi no me pasara eso”.
-Si alguien conoce a un alcohólico ¿Cómo le puede ayudar?
-No, no se puede ayudar a un presunto alcohólico, pues no
lo reconocerá ante nosotros ni ante nadie; si le intentamos convencer nos
evitara y perderemos su relación; aunque sembraremos dudas que ira repasando,
para con el tiempo auto convencerse de que lo es, se convertirá en receptivo y
entonces nos pedirá información de donde acudimos nosotros y de que pasos dar;
entonces si que ya le podemos ayuda, y lo haremos.
-Y vemos que es posible.
-No soy quien para
opinar de ello, de si es posible o no, no puedo sentar cátedra si no he
aprobado; esta enfermedad es a todas vistas“incurable” crónica y yo he
vulnerado varias veces mis fases de abstinencia; particularmente y entre
comillas yo lo veo imposible, igual al que aconseje lo consiga.
Se que suena mal, pero tantas recaídas
me hacen ser critico conmigo mismo y con los demás –la sociedad al completo-,
que te discriminan, no te comprenden pero te juzgan, para ellos es muy fácil
aun a sabiendas que entre ellos hay millones de candidatos a ser como yo “a
rellenar esta entrevista”.
-Esta es mi reflexión de todo lo contestado:
Seguiré con la terapia
“de momento”, todavía no estoy totalmente curado; de la anterior terapia con la
que he empalmado esta, he aprendido varias cosas, entre ellas: ser impasible,
escéptico, egoísta, a odiar y ser rencoroso para todos y con todos desde el
escepticismo que conlleva el no estar convencido, a vivir escondido pasando
desapercibido, empeñándome en mimetizarme con el sistema, con el disfraz
de”divino de la muerte” puesto y con la pregunta del millón ¿de verdad será posible dejar el alcohol para siempre….? FIN
¿Continuara…..?
Esta entrevista se realizo, estando presentes las tres partes, yo
mismo, conmigo mismo y bajo la supervisión y dirección de Toñi.
En Pedrosa a: Uno de Agosto de 2013, por y para más gloria e inri de un egocéntrico
convencido. Bravo