Con la premisa de comenzar el relato con la frase "Me desperté aturdido/a..." organizamos un pequeño concurso de una hora de duración. Estas fueron dos de los relatos ganadores (de dos de nuestras usuarias), en primer lugar os dejamos a la subcampeona:
Me desperté aturdida, mi mente estaba confusa, no sabía si aquello había
sido un sueño o una pesadilla…
Lo siguiente que hice fue ir a lavarme la cara y mirarme fijamente en el
espejo.
El recordar a mi abuela me hizo sentir extraña. Ya habían pasado seis años
desde que falleció y en mi sueño la veía frente a mí en un acantilado dando la
mano a todos mis primos. Uno a uno iban pasando por aquel acantilado lleno de
rocas y con un profundo mar embravecido abajo que me hacía sentir mal.
Llegó el momento crucial, me tocaba pasar a mí. Mi abuela me tendió su
mano como a cada uno de mis primos, grandes y pequeños, y justo cuando llegó mi
turno no pude hacerlo, me quedé al otro
lado, inmóvil.
A lo largo de los años, a medida que he ido creciendo, siempre he tenido
ese sueño – pesadilla en mi mente. Quizá porque todos mis primos tenían una
vida normal, con su carrera, su casa, etc… y yo era solo una adicta a todo tipo
de sustancias. Mi vida no era para nada normal, puesto que la vida de una
heroinómana no es fácil. Hasta que un día decidí acudir a un médico
especialista en estos temas.
Me preguntó si querría recuperar mi vida y luchar por ello e
inmediatamente recordé ese sueño. Actualmente me estoy recuperando y, aunque
tengo mis momentos de debilidad, sin embargo me siento una vencedora y ¿sabéis
por qué? Porque anoche soñé que por fin pude dar la mano a mi abuela y pasar al
otro lado, donde están los luchadores de verdad, donde está la vida, sin
sustancias.
Si me caigo, me levanto y si me tropiezo me vuelvo a levantar, estoy
feliz y me siento bien conmigo misma. Desperté.
A continuación os mostramos el relato vencedor:
Me desperté aturdida después de una larga noche intentando poder dormir, ya no me acordaba de lo incierta que era la oscuridad cuando los pensamientos quieren dejarte ir. Todo se torna difícil, todo se vuelve peligroso, haciéndote sentir la más traicionera de las sensaciones.
Pensé en lo difícil que me lo estaba poniendo la vida, en el sufrimiento tan grande que era capaz de soportar pero ya no quería seguir sintiendo.
¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Tantas habían sido mis equivocaciones? ¿Tanto precio tenía que pagar por ellas?
Buscaba respuestas, pero solo encontraba más preguntas, preguntas cargadas de culpabilidad, cargadas de tristeza y llenas de dolor.
Sentí la poderosa necesidad de hacer inventario de mi vida, quizás para intentar descubrir dónde había errado, dónde se podían hacer reparaciones y dónde el daño era irremediablemente irreparable.
También intenté descubrir qué había de bueno y mi cuerpo cedió de la tensión al relajo, recordando aquellas vivencias que me hicieron feliz algún tiempo, qué sensación más bonita, que agradable era estar reviviéndolas, ya casi no me acordaba de lo que se sentía y mi cuerpo quedó libre de tensiones, la mente se fue adormeciendo hasta sumergirse en un profundo sueño y así fue cuando, tras unas largas horas, desperté aturdida.
Al principio no lograba saber si aquello había sido real o aún seguía soñando. Si era real quería seguir viviéndolo y si era un sueño no quería despertar.
Poco a poco fui volviendo a mi cuerpo, al presente y descubrí que ambas cosas habían sido reales porqué soñé lo que alguna vez había vivido.
En aquel mismo instante decidí que no quería más oscuridad en mi vida, ni más pensamientos traicioneros, decidí abrirme hacia la luz e impregnarme de todos sus rayos para lograr ser feliz.
Decidí ser valiente y luchar ante las adversidades, tener equilibrio para ascender a las cumbres más altas y empoderarme como ser humano y como mujer.
Así comprendí que con buenos propósitos la vida es más fácil y que con tenacidad se solucionan muchas situaciones por difíciles que sean.
Hoy vivo soñando y sueño viviendo.
EL ESCORPION BLANCO
ResponderEliminarNo importa, si eres guapo, o rico en condición
A veces esta vida te pega un tropezón
Te piensas que reírte al lado de una gente
Te hace más feliz, crees que te diviertes
Y cuando te das cuenta que te han utilizado
Lo que era una sonrisa se convierte en calvario
Y para sonreír, necesitas un gramo
Y te crees un dios, y te crees tú amo
Y no te das ni cuenta, al final eres preso
De un destino, sin puerta, sin llave al universo
Tu juez eres tú mismo, sin tiempo en el proceso
Pues tú tienes la llave y salir del infierno
Tú eliges tu ataúd, y regalas tu cuerpo
No eliges estar vivo, prefieres estar muerto.
Sin pensar, que quizás, tú eliges tu destino
La llave del futuro, sácala del bolsillo
Y cuando tu sonrisa sea de corazón
No tendrás mucha gente
Pero la que se acerque será sin condición
Tú eliges el futuro, toma tu decisión
Que tu mala cabeza no te lleve a un rincón
Donde los que tu amas, se mueran de dolor.