viernes, 10 de mayo de 2013

Recaídas

         El tema de hoy lo propone Iván. ¿Por qué recaemos?
-         Por la edad, dice Alberto: “yo a los 20 años estaba ya en el 20 de Valdecilla, todavía no tenía ni idea del carrerón que me esperaba” (ahora tiene 52 años).
-         Por la soledad, dice Elena.
-         “La independencia económica” dice Jaime, “tener pasta” resume Alberto. “Cuando no la tienes nadie te ofrece nada” recuerda.
-         Joaquín dice que por estar aburrido, no tener nada que hacer. “Para poder hacer algo en esta vida hay que tener una base” sentencia Jaime cuando hablamos de la importancia de tener un proyecto de vida y una rutina diaria.
-         Por los problemas en casa o una discusión dice Mar. Por las compañías añade  Joaquín que también dice que la muerte de un ser querido puede ser una buena razón (o mala según se mire).
-         Mar asevera “al final lo hacemos porque nos gusta” y Alberto añade, “todo lo demás son excusas”. Mar tiene la sensación de que “busco algo que me falta, que me llene, y al final acabo cayendo en la trampa”. Discutimos sobre si ese algo es la propia droga que se ha “adueñado” de un rincón de nuestro ser y cada vez que lo dejamos deja ese rincón vacio como un precioso mueble en una esquina de un cuarto de nuestras mentes. Algo que no necesitábamos en nuestras vidas pero que ahora se hace indispensable.
Alberto defiende la idea de que las recaídas no se producen de repente y por si solas sino que “ya te las vas preparando poco a poco tú mismo”. Planteamos entonces la pregunta: “¿cómo te preparas las recaídas?” (qué antecedentes preceden a la vuelta a consumir):
-         “Empiezas a pensar que por un consumo no pasa nada”, “que lo puedes controlar”, “que puedes beber o ponerte de vez en cuando, un fin de semana o en una fiesta o celebración”.
-         Cuando piensas que el tratamiento ya no te sirve para nada.
-         Vuelves a frecuentar lugares o personas que no te convienen. “En el bar estás más pendiente de la cerveza que bebe el de al lado tuyo que del partido” comparte Alberto. Jaime, sin que sirva de precedente, parece estar de acuerdo con él.
-         Cambias una droga por otra. Aparece el famoso dicho “drogadicto mal curado, borracho asegurado”. Jaime confirma “alcohol y cocaína están muy unidos”, igual que el café y el cigarro, añado. Una lleva a la otra y la otra a una. Si estás un poco “chispa” no ves las cosas de la misma manera y “te la puedes preparar en media hora” dice David.
-         Te dejas, no te cuidas y comienzas a descuidar la alimentación, la higiene y las horas de sueño. “¡La dejadez!” exclama Alberto, “y discutes por todo y con todos”. Te encierras en ti mismo y no dejas de justificar tus consumos, “mentira sobre mentira”.
-         “Al final hay gente que cree que está bien porque no está consumiendo tanto como antes, ¿pero déjalo unos días? ¡a ver qué pasa!” dice Jaime.

Puede, entonces que el tener un consumo no signifique te vayas a tener una recaída pero, desde luego, es la antesala de una y mejor no tentar a la suerte. “No dar de comer al bichito porque crece y luego nos devora”. Mejor pensar en el día a día que atormentarnos con pensar en toda la vida sin consumir. Es menos doloroso y más motivador.


         Leemos un texto que solemos usar en dinámica de grupos y escribió Rubén hace mucho tiempo a una persona que salía de alta del Centro. Algo que parece adivinar el futuro de muchos que no han logrado su objetivo y han caído de nuevo en la trampa.
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4 comentarios:

  1. No sé, me he quedado sin palabras. Me h gustado el debate y la historia que cuenta Rubén. Me ayuda a entender el proceso. Felicidades por la aportación. Carmen

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    1. Gracias, nos alegramos de que te sirva de ayuda. Un saludo.

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  2. Hola soy Marta os mando una abrazo a todos

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  3. Hola Marta!! También te mandamos un abrazo a ti y que sepas que al final has logrado contactar con nosotros. Bravo.

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