“El día que dejamos de ser nosotros mismos, ese es el día en que dejamos de usar la droga y ella empieza a usarnos a nosotros”
Imagen tomada de http://www.nerdcast.net/ |
Hace ya tres siglos que Robert L. Stevenson escribió el relato de un profesor que al ingerir una poción “liberadora” ideada por él mismo se transformaba en una persona totalmente diferente, hasta llegar a convertirse, al final, en un auténtico monstruo.
Hoy intentamos relacionar esa novela con cómo afecta a nuestra personalidad el consumo de cualquier droga y cuáles son sus catastróficas consecuencias.
Pasar de ser tímido a no tener vergüenza, de la sinceridad a la mentira por sistema, de la tranquilidad a la violencia irracional, de consumir para relacionarme con los demás al aislamiento casi total para consumir, de ser extremadamente sensible ante los problemas a la indiferencia total hacia lo que me rodea, de ser alegre, divertido y razonable para volverme egoísta, autodestructivo y falto de voluntad y autoestima son, solo algunas, de las terribles consecuencias que tiene el consumo del alcohol, la cocaína o la heroína sobre nosotros.
Aún así el miedo al rechazo, a afrontar los problemas cuando aparecen, nuestros propios complejos y el atractivo del mundo que rodea a la droga (alternar, vivir al día, la emoción de lo prohibido, lo inesperado…) nos siguen invitando a tomar de “esa poción”, esa falsa válvula de escape temporal y artificial, que nos transforma casi totalmente hasta dejarnos irreconocibles.
Reencontrarnos aquí con la mejor parte de nosotros mismos y recordar todo el daño que el consumo nos ha producido son los ingredientes del mejor antídoto para luchar con nuestro lado más oscuro.